Quienes somos
Un sueño que se convirtió en escenario
La Fundación La Scala es un espacio de formación artística donde el arte y el lenguaje del amor se encuentran para transformar vidas. Esta es la historia de un sueño nacido en Popayán que, con disciplina y pasión, se ha convertido en un legado cultural para la región y el país.
La historia
La Fundación La Scala nació en 1991 gracias al sueño de Rosana Perafán de Velasco, una mujer visionaria que creyó en el poder del arte como lenguaje de amor y motor de transformación social. En una ciudad marcada por contrastes y retos como Popayán, se propuso abrir un espacio de excelencia artística para niños, niñas y jóvenes, donde cada talento tuviera la oportunidad de florecer.
Desde sus primeros pasos, La Scala apostó por el Teatro Musical como una disciplina integradora que combina canto, danza y actuación. Fue pionera en este género en el Cauca, y sus montajes iniciales despertaron la curiosidad y el entusiasmo de una comunidad que veía, quizá por primera vez, cómo el arte podía ser un escenario compartido donde hay espacio para todos.
Con el paso de los años, la Fundación consolidó su modelo formativo basado en la pedagogía del lenguaje del amor. En este enfoque, el arte no se enseña únicamente como técnica, sino como experiencia de vida, herramienta de convivencia y camino hacia la confianza personal. Cada niño que sube a un escenario aprende a interpretar un personaje, pero sobre todo aprende a creer en sí mismo, a respetar al otro y a valorar el poder de la colectividad.
A lo largo de tres décadas, La Scala no solo ha formado artistas: ha sembrado sensibilidad y memoria cultural en miles de niños y jóvenes, y ha construido comunidad a través de proyectos sociales que llevan el arte a territorios vulnerables. Programas como Unas Notas por la Paz, Sonidos de la Convivencia, Artes – Sanando Corazones y La Scala llega hasta tu Barrio han demostrado que el Teatro Musical, la música y la danza pueden transformar realidades, sanar heridas y abrir caminos de esperanza.
La confianza lograda con aliados públicos y privados ha permitido sostener y expandir este sueño. El Ministerio de Cultura, la Gobernación del Cauca, la Alcaldía de Popayán, Comfacauca y el Banco Mundo Mujer, entre otros, han respaldado proyectos que han tenido impacto en miles de familias. Gracias a este trabajo serio y transparente, La Scala ha llegado a escenarios nacionales como el Teatro Colón de Bogotá y el Teatro Jorge Isaacs y Enrique Buenaventura de Cali, proyectando el talento local hacia otros públicos.
Hoy, más de 30 años después, la Fundación La Scala sigue firme en su propósito: formar artistas integrales y ciudadanos sensibles, con identidad cultural y vocación de convivencia. Su lema, “Todos cabemos en el mismo escenario”, no es solo una frase, sino una declaración de principios que orienta cada clase, cada montaje y cada programa social. La Scala es, en esencia, un espacio donde el arte se convierte en comunidad, en memoria y en futuro compartido.
Nuestra fundadora
Una vida dedicada a transformar con el arte
Pedagoga musical formada en la Universidad del Cauca, Rosana Perafán de Velasco descubrió su vocación docente enseñando piano y música desde muy joven. En 1991, tras una experiencia en la Escuela Mozarteum Salzburgo, Austria, se inspiró para crear en Popayán la Fundación La Scala, con el propósito de ofrecer a niños, niñas y jóvenes alternativas artísticas que fortalecieran su desarrollo humano.
Su propuesta se basa en la “pedagogía del lenguaje del amor”, un enfoque que prioriza la inclusión, el acompañamiento emocional y la creatividad en entornos seguros. Durante más de tres décadas ha liderado procesos que han transformado vidas, formado artistas y aportado al desarrollo cultural del Cauca, incluso en contextos sociales complejos. Convencida del poder del arte como motor de cambio, Rosana continúa tejiendo alianzas y oportunidades para que el arte siga siendo un camino de esperanza y ciudadanía.
Nuestro equipo
El equipo de La Scala está conformado por artistas, pedagogos y profesionales del desarrollo humano que unen su talento, experiencia y sensibilidad para inspirar cada proceso formativo. Crean experiencias de aprendizaje donde la creatividad florece, la autoestima se fortalece y el arte se vive con alegría. Su acompañamiento combina rigor, empatía y vocación, haciendo de cada clase un espacio único donde los niños, niñas y jóvenes descubren su potencial y confían en lo que son capaces de crear.
Aliados
